• Doña Carmen

    Al día siguiente acudí al trabajo con normalidad. Daba salida o mecanografiaba los documentos que generaba el despacho y que don León me asignaba. De su lectura adquiría conocimientos del mundo procesal, que, desde muy al principio, me parecieron galimatías retóricos cargados de fórmulas estereotipadas. Como dije, y si no, lo digo ahora, don León…


  • Un té con pastas

    Aquello sí que fue una novedad para mí: era la primera vez que tomaba el té y lo hacía con toda la pompa y tradición británicas. El problema era que no sabía cómo servir de la tetera, si tomar leche o no, en qué proporción; y el azúcar. Cuántas pastas debía comer para no aparentar…


  • En el palacete

    Me excitó el trajín de Madrid. Don León conducía con facilidad por calles que a mí me parecían muy anchas, y que más tarde, cuando Madrid era mi hábitat natural, supe que eran las rondas, hasta llegar a la amplitud de Atocha, con la impresionante estación a la derecha y a la izquierda el Hotel…


  • El 11 Ligero

    No negaré que sufrí una gran decepción, aunque no por ello se resintió mi optimismo; quise creer que había buscado una manera de protegerse, que no quería iniciar una relación de forma tan abrupta. Por eso no me rendí ni caí en el desánimo: doña Carmen me confiaba un importante secreto y mi deseo se…


  • Una botella de coñac

    A mi padre le dije que no es tan fácil olvidar. No insistió, me convidó y volvimos a casa. Mi madre y mis hermanas se habían cambiado en un santiamén, habían preparado una tortilla y puesto la mesa. Nos sentamos a cenar. Mi madre quiso hablar de la boda, y mi padre, con una seña,…


  • El tío Luis

    Cuando eres tan joven, aunque sea con la mejor intención, los mayores no paran de aconsejarte y meterse en tu vida sin que se lo hayas pedido. Una mañana de domingo, mi tío Luis, hermano menor de mi padre, lo suficientemente joven para permitirse conmigo ciertas bromas, aunque mayor para ser para mí una persona…


  • El bufete

    Curioso aquel tiempo en que a un macho y una hembra, aunque el Estado no les concediera la mayoría de edad, la sociedad los consideraba adultos. La mayoría trabajaba desde los catorce años, en el campo mucho antes, y la minoría que se los podía costear recibía estudios superiores. Yo hice ambas cosas: la culpa,…


  • El compromiso

    Fumábamos en silencio y de pronto se le iluminó la expresión. —¿Por qué no esperas un año? —me preguntó— Si para entonces sigues con el empeño, no tengo inconveniente en que la busques, y que sea lo que Dios quiera. Y otra cosa ¿Por qué no dejas ese trabajo y sigues con los estudios? —Al…


  • Una conversación

    No me costó demasiado tiempo caer en la cuenta de lo monótona y aburrida que podía ser la vida en el taller, donde cualquier detalle, por insignificante que pareciera, no pasaba desapercibido, como los portentosos estornudos del maestro. Cuando esto ocurría, el oficial más veterano decía: «Veréis lo que tarda» ¿Qué tiene que tardar?, me…


  • El primer trabajo

    Me fui con la copla, con la incógnita que para mí suponía Cosme Vidal. Quizá, y esto es lo paradójico, me inquietaba sobremanera que no presentara doblez ni misterio y me hablara con total naturalidad. Si le comentara a Carmela estas cuitas, me martirizaría y me diría que estaba paranoico, más si le dijera que…