Dicen los expertos que en la lírica el yo poético se impone a la realidad, diría que al mundo, la vida, la naturaleza… Lo otro no crea ni da forma al yo del poeta sino que es este el que se impone y modela la realidad y la convierte en su realidad, la única que conforma el poema.
Partiendo de esta premisa, me enfrento, en el mejor sentido de la palabra, a la poesía de María G. Vicent (María en lo sucesivo), toda ella poseída, atravesada, abarcada, abrazada por el amor. Al amor se someten los símbolos que María crea: agua, mar, luz, manos, labios, noche… todos ellos no son como son: están supeditados al amor, forman parte del amor, son amor.
Pero también nos cuenta una historia. Porque María, en los cincuenta y un poemas que forman Mientras la vida soñaba, nos ofrece un solo poema de amor, porque todos ellos en conjunto forman parte de un único poema.
En la epifanía:
Quédate conmigo.
Pintaré de carmesí las flores del jardín,
dejaré versos entre tus manos en las tardes de verano
y, entre luna y luna, escribiré una canción.
En la plenitud:
Me desperté con tu mano en mi cintura,
tu cálido aliento acariciando mi nuca.
En la pérdida:
¿Qué fue de nuestros pasos?
Las huellas se borraron
en el círculo de tu mente.
El mundo gira silencioso,
mientras la ausencia
se pregunta: ¿qué pasó?
Y en la añoranza:
Te soñé cuando el cuerpo se convirtió en un extraño.
Cuando los suspiros viajaron lejos y libres.
Te soñé y
sigo soñándote.
Uno, que es dado a contar historias, descubre —o cree descubrir— un proceso en el que el yo poético de María ama en cualquier circunstancia, ama y no exige correspondencia. Y, a la manera becqueriana, hay un tú hacia el que se proyectan el amor y las cosas y un yo amante.
Y no puedo pasar por alto el hermoso y sentido poema titulado Mi dolor, único, fuera, aunque no ajeno a la obra, hasta el punto que, con un hondo sentir, leemos:
Quisiera sustraerme a lo festivo,
las flores, el aroma y las risas,
los abrazos, las caricias y el futuro.
En conclusión, repetiré, porque antes lo he dicho: María se expresa en poesía, es su habla natural, por eso su poesía parece fácil, llana, exenta de artificios. Pero ¿qué es el arte sino eso?

Sobre el libro: Mientras la vida soñaba. María G. Vicent. Lxl, Almería 2020.
https://www.editoriallxl.com/tienda/Mientras-la-vida-so%C3%B1aba-Maria-G-Vicent-p173011376
Deja una respuesta