«Cada poeta tiene su modo, su forma, su concepción o figuración de la belleza que la determina o individualiza, según su propia vivencia, incluso su propio dolor, como percibimos en su poema: Angustia», escribe Julie Sopetrán en el Prólogo del poemario Contracorriente, de Isabel Montero, con ilustraciones de Mónica Pereiro. Por mi parte añado ‘intensa’ como adjetivo que se puede juntar tanto a ‘palabra’ como a ‘poesía’.
Así, el yo poético de la autora nos abre la puerta de una mujer y un alma en la que nos adentramos llevados por la fuerza de atracción de la palabra, que tiene la virtud transformadora de convertirse en imagen y vivencia:
Alma desnuda como árbol en
otoño. Con mi piel
extendida sobre la tierra
de manto rojo
sobre la tierra
como una gran madre tibia.
Leí de un tirón los poemas de Isabel Montero; hoy he vuelto con ellos y he sentido las mismas sensaciones: atracción, intensidad y calor. A la poesía le ocurre como al cante jondo, estás a su lado y cuando te quieres dar cuenta estás dentro de él, poseído por él, pues eso es lo que me ocurre con la poesía de Isabel Montero. Así que os animo a sentir con ella.
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