Pasamos la vida hablando de lo que nos parece real. Necesitamos contar, quiénes somos, lo que hacemos, lo que nos da o nos quita la vida, lo que hicimos en aquel momento tan importante, lo que pasó y ha quedado grabado a fuego, y nos da felicidad o pena; hablamos de nosotros y de los demás: hay sociedades que necesitan un hablador para conocer su historia. Pero no nos basta: necesitamos contar y que nos cuenten relatos fabulosos o reales en los que se encarnen personajes a quienes amar u odiar; a ellos les suelen ocurrir eventos extraordinarios que ponen en juego pasiones y sentimientos, así nos vemos reflejados en lo que es y lo que no es en nuestras vidas. A veces los personajes se escapan de las historias que de ellos cuentan y acaban viviendo en anaqueles y mentes, y trascienden los límites del relato para vivir entre los hombres gozando de esa libertad que se fragua en la imaginación del lector: es cuando se ha consumado el milagro.
Blog al cuidado de Alfonso Cebrián Sánchez.