No, no hay necesidad de irse ni fugarse, uno es de este mundo y todo le afecta, sobre todo lo cercano. Las voces y ruidos que informan y glosan la actualidad dicen que lo peor es lo presente: el caso es estar mal. Es cierto que las burradas de unos y las tonterías de otros, a falta de futuro, te llevan a recrear ese pasado en que todo era nuevo, cuando el nuevo eras tú, quizá la única verdad irrefutable.
Pero está la escritura, y ahí no hay más límites que los que imponen la lengua, la imaginación, la destreza y el talento. Sigamos.
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