
Pequeño fragmento de Casting, cuento recopilado en Amelia y doña Rosa, tal como lo publiqué en el extinto blog madamebovary y sofía.
El sol, como una cascada de oro, se deja caer a borbotones sobre la estancia. Qué desorden, piensa, y recoge las copas y candelabros, la botella, los platos, el mantel, las servilletas y la ropa de la cama. Tararea y se vence de un lado a otro, armónica y ágil. Cuando quiere recordar, todo ha recuperado su orden. Escruta el armario, vestido liviano de crespón salpicado de florecillas, de ágil caída y mejor ajuste, zapatos altos de alegres colores; tenue raya de ojos y de labios, el cutis rosado natural, cabello suelto y al viento. La acera se viste de fiesta con sus andares. El aire lanza una pícara ráfaga y levanta un ala del vestido, que revolotea a su caer ayudado por su mano que lo alisa como si tal cosa. La mirada sonríe alta, y baja los ojos del espectador sorprendido.
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